miércoles, 22 de octubre de 2008

FGL


Quizás, el silencio de los sábados por la tarde en lo que la ciudad convertiría en Parque de España, permitió que la frase haga eco.
Después, el artesanal trabajo del rumor. El comentario en la esquina, y la admiración en el café. El almacén con verso. El rescate del olvido.
Allá por el 23 de diciembre de 1933, donde hoy esa pareja se olvida del ritmo del centro, se levantaban tantos muros y galpones portuarios que al poeta interrumpido, solo le quedó agregar:
“¿Tenéis un río?, ¿Y porque lo habéis encerrado?”
Poco menos de tres años pasaron hasta la agitada madrugada del 19 de agosto de 1936. Quizás, fue el ruido de esa noche lo que no nos dejó saber que le quedó por agregar esta vez a Federico García Lorca, frente a los fusiles que acabarían con su vida. En Granada. A miles de kilómetros de ese silencioso y cercado Paraná.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A García Lorca lo asesinaron, y el sentimiento de bronca e injusticia nos invade. Pero con sus poesias y con su obra no pudieron. Ella no se calla, llega a nosotros para quedarse en el alma y ser parte de nuestra memoria. Por que así sucede con lo artístico; su esencia transciende el cuerpo, el espacio, el tiempo, y revive en cada relectura que alguien haga de ella.
Así sucede con el amor, transciende el cuerpo, el espacio, el tiempo,se manifiesta en las sutilezas de los encuentros y desencuentros cotidianos para quedarse, como la pareja de la foto, como el Beso de Rodin detenidos eternamente en ese instante presente del alma; y si, el amor y la poesia siempre llegan, llegan solamente si nos decidimos a caminar por la cornisa sin ver.
muchos abrazos!!

Anónimo dijo...

esperaba que hicieras referencia a tal hecho! cuanta razón desde el poeta! me emociona cada relato... felicitaciones como siempre! besooo

Anónimo dijo...

a veces creo que la gente qeu muere por un ideal, puede pegar un buen grito antes del disparo. un grito del tipo:viva la patria, carajo. otras veces, màs escèptica que idealista, me mortifica pensar que "hay que ganarse la vida" a cada rato, entonces, ahì, es cuando creo que todos somos hèroes anónimos que merecemos una estatua en cualquier plaza.
tu amiga imaginaria