domingo, 28 de junio de 2009

Cuarto oscuro.


Que triste el domingo en la ciudad. Sin fútbol y con elecciones. Más triste que el uniforme planchadito de un pibe del Colegio Ingles, que nunca tuvo hora libre en su vida. Que ni tocó el timbre, ni salió corriendo. Triste como la zapatería de Sarmiento y San Luis, atendida por dos viejos. Cerrada por duelo. Los fanáticos de Michael Jackson, rinden homenaje a su modo. Se ponen el barbijo, y salen a caminar por el parque Urquiza. Le echan la culpa a la gripe porcina. Que triste.
En la pared del baldío, en vez de encontrarme la promesa de amor de siempre, me veo enfrente de la foto del senador. Riéndose. Que triste este domingo.
Que ganas de entrar al cuarto oscuro, y encontrarte. Entre algunos bancos apilados en un rincón y boletas del Frente Cívico y Social. Peinándote. O preguntándome si podes usar mi remera, para salir de la ducha. Y yo, que había entrado al aula del Instituto San Martín. Solo. Con un sobre vacío en la mano. Saldría riéndome del presidente de mesa. Y de su triste cara.

lunes, 8 de junio de 2009

Otoño

“Nunca creas. Nunca creas este falso abandono”
Tengo demasiadas razones para creer que Benedetti se hizo árbol en la esquina de casa. Las hojas que se le caen están todas escritas y manchan con tinta la vereda. La gente camina con la vista clavada en el piso, escarbando con la punta de los zapatos el colchón amarillo. Pasan leyendo. Murmurando en voz baja. Después, llegan tarde al banco y pagan la luz vencida. A otros, el guardia de la oficina de correo les cierra la puerta en la cara. Porque trabajan hasta las tres, y punto.
El cirujano de la clínica en la esquina, despidió a la mujer que barre la vereda porque se niega cumplir con su tarea. A la mañana siguiente, ya desocupada, se queja en la radio. En el programa de Novaresio. Con voz finita le pide al señor Intendente que tome cartas en el asunto. Cada dos o tres oraciones a los gritos, repite un no puede ser. Que para eso lo votamos. Ni indemnización, ni nada. Que ponga más árboles como el de la esquina de mi casa.