Que triste el domingo en la ciudad. Sin fútbol y con elecciones. Más triste que el uniforme planchadito de un pibe del Colegio Ingles, que nunca tuvo hora libre en su vida. Que ni tocó el timbre, ni salió corriendo. Triste como la zapatería de Sarmiento y San Luis, atendida por dos viejos. Cerrada por duelo. Los fanáticos de Michael Jackson, rinden homenaje a su modo. Se ponen el barbijo, y salen a caminar por el parque Urquiza. Le echan la culpa a la gripe porcina. Que triste.
En la pared del baldío, en vez de encontrarme la promesa de amor de siempre, me veo enfrente de la foto del senador. Riéndose. Que triste este domingo.
Que ganas de entrar al cuarto oscuro, y encontrarte. Entre algunos bancos apilados en un rincón y boletas del Frente Cívico y Social. Peinándote. O preguntándome si podes usar mi remera, para salir de la ducha. Y yo, que había entrado al aula del Instituto San Martín. Solo. Con un sobre vacío en la mano. Saldría riéndome del presidente de mesa. Y de su triste cara.
En la pared del baldío, en vez de encontrarme la promesa de amor de siempre, me veo enfrente de la foto del senador. Riéndose. Que triste este domingo.
Que ganas de entrar al cuarto oscuro, y encontrarte. Entre algunos bancos apilados en un rincón y boletas del Frente Cívico y Social. Peinándote. O preguntándome si podes usar mi remera, para salir de la ducha. Y yo, que había entrado al aula del Instituto San Martín. Solo. Con un sobre vacío en la mano. Saldría riéndome del presidente de mesa. Y de su triste cara.
1 comentario:
Las elecciones para lo que somos de otro pueblo, de otra ciudad más chica también son algo más que una excusa para volver a elegir. Volver como las aves migratorias. Volver a las charlas de familia.Volver a encontrarse con los viejos amigos del barrio y de la escuela, que también vuelven.Volver a sentir ese aroma de aquella esquina.En los pueblos las elecciones hacen que el día sea distinto, desde temprano gente que va, gente que viene.El ritual de la siesta para después ir a dar la vuelta al perro desaparece del centro de la escena.
Pero no deja de ser domingo, y este fue triste, como vos decis. Triste y amnésico, no sólo por el resultado, sino de ver cuanto nos falta a los argentinos para comprender lo que significa un sobre vacío en la mano.
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