lunes, 8 de junio de 2009

Otoño

“Nunca creas. Nunca creas este falso abandono”
Tengo demasiadas razones para creer que Benedetti se hizo árbol en la esquina de casa. Las hojas que se le caen están todas escritas y manchan con tinta la vereda. La gente camina con la vista clavada en el piso, escarbando con la punta de los zapatos el colchón amarillo. Pasan leyendo. Murmurando en voz baja. Después, llegan tarde al banco y pagan la luz vencida. A otros, el guardia de la oficina de correo les cierra la puerta en la cara. Porque trabajan hasta las tres, y punto.
El cirujano de la clínica en la esquina, despidió a la mujer que barre la vereda porque se niega cumplir con su tarea. A la mañana siguiente, ya desocupada, se queja en la radio. En el programa de Novaresio. Con voz finita le pide al señor Intendente que tome cartas en el asunto. Cada dos o tres oraciones a los gritos, repite un no puede ser. Que para eso lo votamos. Ni indemnización, ni nada. Que ponga más árboles como el de la esquina de mi casa.

3 comentarios:

reydelaboca dijo...

Lindo Rosario en otoño, lindo Rosario todo el año. Saludos desde la República de La Boca.

Sofía dijo...

hermoso, hermoso y cercano.
me enamoré...

Anónimo dijo...

No creo en este falso abandono...la magia flota en minínas partículas del aire.